Hace mucho tiempo que no tenia ocasión de corrieran por mi cara unas pequeñas lágrimas. En esta ocasión son lágrimas buenas, de mucha emotividad por haber visto a esta hora de la noche en la TV el reencuentro de un padre con su hijo después de tres meses que no se veían. Vi a mi lado que estaba mi hijo conmigo, y no pude dejar de verme tocado por la fuerza que existe entre un padre y un hijo. Ambos se aferraron en un gran abrazo y un fuerte grito sin importar que estaban rodeados de más de 5.000 personas. Yo solo estoy rodeado hoy dia de los dos peques más maravillosos que Dios me dió y sentí fuertemente ese amor tan especial que un padre o madre tienen por su retoño. Como este sencillo y simple blog solo pretende manifestar experiencias, no desaproveché la ocasión de transcribir ese sentimiento y la suerte que tuve, tengo y tendré de compartir varios dias con ellos, que son la razón por la cual luchamos a diario. Uno de mis mejores consejeros lloró hoy por teléfono al contarme que después de unos 7 años logró que la justicia le entregara la tuición de sus peques que ya no lo son tanto. Fue increible escuchar a un hombre que siempre se vió con la imagen de duro, llorar como niño al saber que sus hijos vivirían con él desde hoy en adelante. Esa energia que me traspasó será la base para la cual trataré de luchar si es que su madre no logra darles la estabilidad emocional que yo quiero para mis guaguas. Es solo eso...una nueva experiencia.
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