Este fin de semana estuvimos con mis peques y con ella, la que no entiende de blogs, la que sabe que solo tiene unos nietos espectaculares y un hijo medio tozudo, enfrascado en cumplir el objetivo principal por el cuál ella me trajo el mundo : la felicidad. Ella está más contenta ahora que nos puede ver más seguido, nos invita a comer un helado, compra cosas a sus nietos, regalos de cumpleaños anticipados, y que no tiene otra forma de expresar su admiración por quienes la rodean. Esta señora de 68 años no entiede mucho del mundo cibernético, y tampoco de muchas otras cosas, y que son justamente las que habitualmente generan mi molestia. Es mi madre, la que a todos nos irrita cuando pasa un lapsus de tiempo y creemos que no entienden nuestras cosas, pero a su manera, a veces entienden más que nosotros. Esta viejita de ojos esmeraldas, chochea con su nieta principalmente, trata de expresar cariño físico, pero le cuesta mucho. No sé por qué, pero no es por que no la quiera, sino que por su timidez. Esa misma timidez la sentí por muchos años, pero veo que poco a poco logra ¨soltarse¨con estos dos muñecos que le entregan respeto y cariño de abuela. Ahora que estamos más cerca, seguramente esas barreras se eliminarán. Solo ella, la madre, la abuela, la viejita tímida, sentirá que nos tiene a todos reunidos en un solo lugar y podrá cocinarnos a todos nuestras glotonerías que tan bien saber hacer, así como sus ricos duraznos en conserva. Esa es la abuela que estamos conociendo y que ojalá pronto vuelva a ser suegra, aunque está muy espantada y preocupada por su regalón, el único, el que la tiene en un hilo por la forma en que toma sus decisiones, pero ya me ve tranquilo y por suerte ella también lo está. Esta señora que no entiende de blogs es mi madre y abuela.
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